jueves, 22 de febrero de 2024

Circulación umbilical-placentaria-FISIOLOGÍA DEL NACIMIENTO

Circulación umbilical-placentaria y cambio cardiopulmonar durante la tercera etapa del parto.

Extraído de 

Atención del recién nacido durante el alumbramiento

J.L. Díaz Rossello y M.F. Blasina


Durante los primeros minutos después del nacimiento, se produce una redistribución de la sangre desde el lado placentario hacia el cuerpo del recién nacido. Aunque el equilibrio final promedio de este período resulta en un aumento en el volumen sanguíneo neonatal, el mecanismo no es estrictamente una transfusión porque continúa  el flujo de sangre arterial desde el recién nacido hasta la placenta.

En la circulación fetal, entre el 30% y el 50% del gasto cardíaco fetal va a la placenta a través de las arterias umbilicales y regresa al feto a través de la vena umbilical.

 El sesenta por ciento (60%) de esta sangre oxigenada saltea el hígado (a través de derivaciones), a través del conducto venoso, continúa a través de la vena cava inferior y cruza la aurícula derecha, a través del agujero oval, hacia la aurícula izquierda, y es bombeada al ventrículo izquierdo y a la aorta ascendente, al corazón y al cerebro. Debido a la alta resistencia vascular pulmonar fetal, sólo el 10% del gasto del ventrículo derecho fetal fluye hacia el pulmón y el 90% fluye a través del conducto arterioso hacia la aorta descendente.

Al nacer, la fuerte disminución de la resistencia pulmonar reduce el flujo a través de esas tres derivaciones que se cierran progresivamente. El cincuenta por ciento (50%) del gasto cardíaco rápidamente irriga los pulmones.

 Durante este corto periodo del alumbramiento la fisiología fetal persiste transitoriamente como un oxigenador de membrana extracorpórea, donde la placenta continúa siendo la “membrana”. La respiración placentaria posnatal ya ha sido medida durante los primeros minutos de vida antes del desprendimiento total de la placenta .

Mientras la placenta no se desprenda y el flujo umbilical bidireccional persista, varios cambios interactúan para finalmente lograr la autonomía circulatoria y ventilatoria neonatal.

El flujo sanguíneo venoso umbilical al bebé puede verse reforzado por las contracciones uterinas. Las contracciones uterinas durante el alumbramiento son indoloras, pero la presión intrauterina aumenta con una intensidad similar (60 a 100 mm Hg) a las del periodo expulsivo. Una explicación simple puede ser que la presión intrauterina actúa como fuerza de ordeñe sobre la placenta, aumentando la presión de la vena umbilical y aumentando su flujo hacia el bebé 

Pinzamiento del cordón umbilical 

El pinzamiento del cordón umbilical antes de completar la aireación pulmonar reduce la precarga del ventrículo izquierdo y aumenta su resistencia vascular periférica (postcarga), con marcada reducción del gasto cardíaco y bradicardia. En los bebés prematuros, esta práctica electiva produce un cambio repentino en la función hemodinámica que tiene el potencial de aumentar el riesgo de hemorragia intraventricular y enterocolitis necrotizante, así como la mortalidad y morbilidad asociadas, que se analizan más adelante en este capítulo

Si el cordón no se pinza, la circulación terminará de manera oportuna cuando su flujo se detenga naturalmente. El flujo sanguíneo umbilical intacto durante la tercera etapa del parto conduce a una transición hemodinámica neonatal más estable.

Se han utilizado muchas subcategorías imprecisas de pinzamiento del cordón umbilical: inmediato, temprano, tardío, diferido, oportuno e incluso el oxímoron del “pinzado fisiológico”. Si hay flujo sanguíneo umbilical y se interrumpe con el pinzamiento, no es fisiológico. Una vez que se detiene el flujo, cortar, cortar y atar ha sido la forma de separar la placenta en humanos antes de que existieran relojes, pinzas metálicas o plástico, simplemente la espera a que se detuviera el flujo, el bebé respire y adquiera color rosado.

El alumbramiento en edades gestacionales pretérmino:

 Cuanto más corta es la edad gestacional, mayor es el retraso en el inicio de una respiración efectiva debido a un impulso respiratorio inmaduro, falta de fuerza muscular, deficiencia de surfactante, y alta distensibilidad torácica. Este retraso en el mantenimiento de una capacidad residual funcional normal produce un intercambio gaseoso ineficiente, aumento del trabajo respiratorio, atelectasia e hipercapnia con hipoxemia. El desprendimiento de placenta también tarda más que a término .

 Casi todos los bebés prematuros  comienzan a respirar en forma espontánea en  los primeros 60 segundos, o cuando se les estimula suavemente .

 El cuidado del recién nacido prematuro con el cordón umbilical intacto y en el “espacio materno” permite tener un tiempo seguro para evaluar el inicio lento de la respiración espontánea. Es infrecuente que exista asfixia fetal previa y lo que habitualmente fracasa es el inicio de la ventilación espontánea eficiente. El mantenimiento de la función placentaria mientras haya flujo umbilical, permite brindar apoyo médico mínimamente invasivo, si es necesario, evitando intervenciones innecesarias y potencialmente dañinas.

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