miércoles, 8 de diciembre de 2021

VULVOVAGINITIS A CÁNDIDA- actualización

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Vulvovaginal Candidiasis: A Current Understanding and Burning Questions

 Hubertine M.

J. Fungi 2020, 6, 27; doi:10.3390/jof6010027

Cándida albicans forma parte de la microbiota normal de muchas mujeres. El crecimiento exuberante causa inflamación de la mucosa vaginal.

Los síntomas comunes de la enfermedad incluyen picazón vaginal, ardor, dolor y enrojecimiento. A menudo, estos se acompañan de una secreción vaginal que consiste en epitelio desprendido, células inmunes, levadura y fluido vaginal.

Afecta al 75% de las mujeres en algún momento. La infección recurrente son 3 episodios por año y afecta al 8% de las mujeres. La recurrencia se asocia a una mala respuesta a los azoles, o a la presencia de  factores de riesgo - uso de antibióticos, actividad sexual, alto contenido de estrógenos anticonceptivos orales, embarazo, y diabetes mellitus.

El 90% son causadas por albicans, el resto por s, C. glabrata más comunmente o C. krusei, C.parapsilosis, o C. tropicalis.  La Cándida no albicans se asocia a resistencia y recurrencia.

En recurrencias después de tratamientos prolongados con azoles se recomienda tratamiento con ácido bórico local para el clearence de la cándida.

El uso empírico del flujo que incluyen  antifúngicos en óvulos contribuye a la selección de cepas resistentes.

 C. albicans es polimórfico, adoptando dos formas morfológicas principales: el de levadura ovoide e hifa alargada. Desde hace mucho tiempo se observa que la capacidad de transición  entre estas morfologías está el atributo de virulencia principal de C. albicans, ya que las cepas  que no pueden hacer  este cambio están severamente atenuados en patogenicidad o colonización.

 


Disbiosis y vulvovaginitis a cándida

Aunque Lactobacillus permaneció dominante a nivel de género (lactobacilos), se observan  tasas reducidas  y especies alteradas (L. crispatus progresivamente reemplazado por L. iners)  durante  diferentes estados de esta enfermedad.

Sin embargo, el papel protector de Lactobacillus spp. contra Candida spp. ha sido cuestionado, ya que las altas densidades de lactobacilos a menudo acompañan a Candida en la vagina durante la vaginitis activa.

Otros estudios clínicos no han podido proporcionar evidencia de una microbiota vaginal alterada o anormal en mujeres que sufren de vaginitis por Candida, a pesar del mantenimiento de la abundancia de Lactobacillus.

A pesar del efecto poco claro de Lacotbacillus in vivo, la mayoría de los estudios in vitro y en animales han revelado que Lactobacillus spp. ejerce un efecto inhibidor sobre el crecimiento, la transición morfológica y de virulencia así como la formación de biopelículas de C. albican.

TRATAMIENTO

Los azoles son la clase más común de medicamentos antimicóticos que se usan para tratar la candidiasis vaginal debido a su buena biodisponibilidad, eficacia antifúngica y seguridad relativa.

Los tratamientos más comunes con azoles son: crema tópica de clotrimazol al 1% -4% para uso diario entre 1 a 7 días, crema de miconazol al 2% al 4% durante 3 a 7 días o supositorio de 100 a 1000 mg durante 1 a 7 días , pomada intravaginal de tioconazol al 6,5% en una sola aplicación-  Fluconazol 150 mg oral monodosis etc. La enfermedad recurrente o persistente requiere tratamientos más prolongados.

En el caso de que se detecte resistencia se necesitarán terapias menos convencionales que incluyen supositorios de ácido bórico y están indicadas las cremas que contienen nistatina, anfotericina B o flucitosina

La vaginitis por cándida es una enfermedad complicada, cuyos síntomas se rigen por la intersección de la fisiología del huésped, la biología fúngica y la respuesta inmunológica.

La Vulvovaginitis micótica es una patología aun poco comprendida, en creciente aparición y de difícil tratamiento en el caso de las recurrencias.


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